En un mundo donde las reglas no escritas son las que más pesan, Jane y Nicholas caminan sobre una línea que nunca debió cruzarse. Ella, la hermana menor que siempre estuvo fuera de los límites. Él, el mejor amigo que siempre estuvo en casa, pero jamás lo suficiente como para ser algo más. Entre risas, peleas y secretos compartidos, la atracción que no debían sentir comienza a florecer en el silencio de las miradas y los momentos robados. Pero amar donde no se debe tiene un precio, y pronto descubrirán que algunas líneas, una vez cruzadas, no pueden desdibujarse. ¿Hasta dónde estás dispuesto a arriesgar por aquello que más deseas, aunque signifique perderlo todo?
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.