El parque se llenaba de tonos cálidos mientras el sol caía lentamente. Mi cámara colgada de mi cuello, pero no estaba tomando fotos. Solo observaba, dejando que la quietud del momento me envolviera.
En casa, las cosas seguían iguales, mis padres centrados en su mundo, Simons en el suyo. Y yo... yo siempre en medio, buscando algo que aún no sabía cómo nombrar.
Tal vez este último año traería algo diferente, algo más que la rutina. Por ahora, el atardecer era todo lo que necesitaba.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.