Entre el Orgullo y el Amor

Me preguntáis ¿Cómo empieza todo?

Pues...
¿Habéis visto alguna vez un ser esculpido por los mismos ángeles?

Imaginad si podéis a un adonis cuya perfección desafía la realidad, sus ojos relampagueantes parecen capturar el destello de lo celestial y lo terrenal en una mirada; su piel, tan blanca parece hecha de nieve perpetua, una superficie inmaculada y fría como un espejo bajo la luz de la luna, solo que, una sombra de oscuridad y caos interno, desmiente la perfección exterior, su alma es tan gélida que podría enfriar la pasión más ardiente.

Y sí, él es un maldito ególatra, prepotente, con una visión de sí mismo tan distorsionada que cree que es una deidad entre los mortales. Su belleza no es más que una trampa ocultando un ser atrapado en la penumbra ¡Joder! Es una combinación letal para acabar con un corazón.

¿La razón?

Él, con un orgullo tan grande como su fortuna estaba demasiado lejos del amor verdadero para siquiera considerarlo, siempre lo supe, pero yo era demasiado inocente como para evitar ser arrastrada por esa atracción peligrosa. Creí en historias de amor y fábulas de hadas y a pesar de que todo estaba destinado al fracaso, no pude escapar de la adicción a su presencia.

Lo único que sé es cómo termina y creedme, no es un cuento de príncipes que acaba con un final feliz.

(...)