Inki es un pequeño zorro espiritual, considerado una criatura sagrada en el antiguo reino donde vive Jin.
Como doncel, Jin tiene una belleza etérea y un aura que lo distingue entre los suyos, pero también una responsabilidad: mantener el equilibrio entre los humanos y las criaturas espirituales.
Jimin es un joven cazador que llegó al pueblo buscando trabajo.
Valiente y decidido, no cree en las leyendas sobre las criaturas espirituales hasta que un día, mientras cazaba en el bosque, encuentra a Jin en un claro. Lo que Jimin no sabía es que Jin estaba allí porque estaba invocando a Inki, su guardián espiritual, quien aparece en forma de un zorro blanco con ojos dorados.
Jimin, intrigado por la figura de Jin y asustado por el aura mágica que emana del zorro, lo confronta. Sin embargo, en lugar de temerle, Jin le explica que Inki es un protector, y que las criaturas del bosque no representan una amenaza para los humanos si se respetan las reglas.
Con el tiempo, Jimin comienza a acercarse más a Jin.
Su relación, sin embargo, no es fácil, ya que la gente del pueblo no aprueba que alguien como Jin, un doncel destinado a un papel sagrado, se acerque a un simple cazador. Además, Inki, el protector espiritual, observa a Jimin con desconfianza.
A pesar de los obstáculos, Jimin y Jin se enamoran. Pero su amor desata un conflicto: Inki, al sentir que Jin descuida sus deberes por Jimin, se transforma en una versión furiosa de sí mismo y amenaza con destruir el pueblo. Jimin, en un acto de valentía, se ofrece como sacrificio para calmar a Inki, demostrando su amor puro por Jin.
Jin, con el corazón roto, usa su conexión espiritual para calmar a Inki, prometiéndole que nunca abandonará su deber, pero que también merece amar y ser amado. Finalmente, Inki acepta el vínculo entre Jin y Jimin, convirtiéndose en un protector no solo del bosque, sino también de su amor prohibido.