En el jardín de la memoria, donde las amapolas florecen, recuerdo tu sonrisa y tu mirada, y siento que mi corazón se desvanece. Las amapolas rojas, como lágrimas de sangre, caen al suelo, como nuestra historia, y aunque intento retenerlas, se desvanecen, como el viento que las lleva. Pero aún recuerdo el sabor de tus labios, y el calor de tu piel en mis brazos, y aunque la muerte nos haya separado, mi amor por ti sigue vivo, como una amapola en flor.All Rights Reserved