Eres como un destello en la penumbra, Lyney, un misterio que no busca ser resuelto. Tus manos, que crean maravillas, son un reflejo de un alma inquieta, llena de sueños que se esconden entre tus trucos. Pero no es la magia lo que me atrapa, sino tú, con tus risas sinceras y esa mirada que parece desear tanto ser entendido como mantener su encanto. Contigo, cada momento es un acto único, donde el verdadero asombro no está en las cartas ni en el humo, sino en el corazón que tarde detrás del espectáculo.
Atentamente Kinich