Para Violet, tan solo habían pasado unas semanas desde la primera ruptura de su vida, tras haber pasado casi cinco meses aferrándose a un muchacho demasiado roto por dentro como para entregarle el amor que ella merecía. Y había sido difícil, por supuesto, pues lo amó con todo lo que tenía, pero en su recóndito interior, también había pasado varios meses teniendo en su mente no solo al muchacho de cabellos carbón que conocía hacía tantos años y que la había hechizado desde el principio, sino que además, a un tímido muchacho que, de igual forma, tenía en él algo que la atraía como un imán.
Ante sus ojos, cuando conoció a Edward Vetter, tan solo un año y medio atrás, siempre creyó que ambos eran como pájaros del mismo plumaje. Los dos eran parte de la élite del salón, grupo en el que reinaba la competitividad, pero a ninguno le interesaba eso; la única razón por la que se esforzaban era para ser la mejor versión de ellos mismos, no para restregárselo en la cara a sus compañeros, pese a que estos fueran sus rivales.
Pero, desde que profundizó un poco más en su amistad y se enteró de todo lo que había vivido antes de ser el estudiante brillante que era hoy, había notado que... quizá, y solo quizá, se parecían más de lo que estaba dispuesta a asumir, y tal vez fue eso lo que despertó su curiosidad inicial por el castaño.
Era solo curiosidad y una profunda admiración. Eso fue lo que le aseguró a su ex cuando este cuestionó su relación con el menor.
O eso pensaba hasta que sintió sus delicados brazos alrededor de ella.
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〖🧡〗➸ Historia y trama original.
〖💜〗➸ Contenido gráfico, personajes e idea de la historia creado 100% por mí.
〖🧡〗➸ No están permitidas las adaptaciones ni traducciones a menos de preguntarme personalmente. Si te concedo el permiso, sugiero darme los créditos correspondientes.
〖💜〗➸ Y lo más impo
Abbie tiene un problema y la solución está en la puerta de al lado.
¡Ella no ha hecho nada malo! Sin embargo, su excompañera de hermandad la ha puesto en un aprieto en donde su futuro universitario pende de un hilo.
Con el tiempo corriendo, pánico y una mejor amiga experta en dar soluciones, Abbie explora las opciones, pero no tarda en darse cuenta de que Damiano, el frío jugador de hockey y su ceñudo compañero de piso, es la respuesta.