Imagina que eres periodista, que vuelves a la redacción después de cubrir los Premios Goya y que lo que te encuentras sobre la mesa es tu carta de despido. Bueno, la consecución de acontecimientos no se dio exactamente así, pero las emociones que has sentido al leerlo (ilusión, incomprensión y corazón roto) son las que sentí yo cuando sucedió todo eso. Después pasé a sentir vacío, porque cuando te arrebatan el sueño en torno al que has construido tu vida es muy difícil encontrar de nuevo el rumbo.
Imagina que has perdido la pasión con la que antes vivías todo. ¿Estará en ese estante maldito del salón, cogiendo polvo junto con todos los libros que empezaste a escribir y nunca acabaste?
Imagina que, además, te sientes incapaz de querer y de ser querida. Estás cerrada al mundo y no sabes bien por qué, y tampoco sabes por qué te has enganchado de esa forma insana a una estrella con la que a veces compartes miradas. ¿No tenías prohibido liarte con músicos? Y ¿qué pasa con ese camarero que se parece a Tom Hiddleston?
Imagina todo esto y ponle música de fondo. Bien: esta es mi historia.
« Somos esclavos de las historias, pensé ese día. De las que nos contamos a nosotros mismos, de las que nos cuentan otros, de las que vivimos, de las que queremos vivir y de las que no vivimos nunca »
Primeros capítulos de 'Canción completa para que una chica baile en Madrid', novela publicada en físico y digital. Disponible en Amazon.