7 parts Ongoing Celeste siempre fue la luz en mis días más oscuros. Su risa era el único sonido que apagaba el eco del abandono. Cuando el mundo me dio la espalda, ella estuvo ahí. Su voz, sus manos, su calidez... Me enseñó lo que era ser visto, ser querido. Pero la vida es cruel. Nos hizo crecer, nos separó. Y mientras más intenté alcanzarla, más lejos se fue.
No podía permitirlo.
No cuando ella era lo único que tenía.
La observé, la esperé, y cuando supe que no había otro camino, tomé lo que era mío. No espero que me entienda, no aún. Pero algún día lo hará. Algún día comprenderá que esto no es un castigo... es un nuevo comienzo.
Porque en este mundo caótico, donde todo es efímero y falso, solo hay una verdad inquebrantable: Celeste y yo estamos destinados a estar juntos. Y haré lo que sea necesario para que así sea.
.
.
.
-¿Celeste? -llamó mientras dejaba algo sobre la mesa. No respondí. Las lágrimas seguían deslizándose por mis mejillas, y mi cuerpo dolía como si lo hubieran golpeado una y otra vez.
-Ya tomaste lo que querías. Déjame ir. Quiero volver a casa -sollocé, abrazando mis piernas con fuerza, sin atreverme a mirarlo.
-No empieces -respondió, con una irritación que me heló la sangre.
-Liam, por favor, por favor, quiero irme a mi casa, no dire nada, solo dejame ir. -Esta vez levante mi cabeza, buscando un poco de compacion de su parte, solo que no espere una bofetada en mi mejilla.
-¡No! Ahora eres mia, lo sabes bien ¿no?, estámos unidos ante tu religion.
-¿Cómo sabes eso? -pregunté, sorprendida, ignorando el dolor punzante en mi mejilla.
-Porque me gustaba seguirte. Fui a la iglesia a la que vas y lo escuché. Ni cuenta te dabas, Celeste... Siempre estaba detrás de vos, cerca, observándote -dijo, su voz suave pero inquietante.
Me mordí el labio, sintiendo un dolor sordo en el pecho.