¡Al era un completo desastre! Nunca nadie entendía como conseguía sus objetivos. Algunos decían que su mirada embaucaba hasta a el más astuto. Otros mencionaban lo brillante y "perfecta" qué era su sonrisa y como esta cautivaba a la multitud. Mientras que ella, bueno, ella mandaba a todos al diablo. No seguía un patrón de respuesta, era completamente anárquica y sumamente torpe. Sin embargo, un día conoció a ese "Principe Azul" al que todas aspiran, pero digamos, que no era exactamente como redactan en los cuentos de princesas Disney.