Observado. Así se sentía Freddy. Nunca estaba solo. Como si una presencia se le pegará en la espalda. Cómo si quisieran llevarse el resto de su ser. Tragárselo y consumirlo como si fuera algo vital. En cualquier momento podría ser atacado. Pero no lo tomará importancia, porque adora la ignorancia en la que vive, prefiriendo hundirse en sus más retorcidos deseos, decayendo hasta que lo atrapen. Y siempre lo observaba. Jamás dejaría solo a Freddy. Owynn lo sabía bien. Cada día de su vida, cada hora, cada minuto, cada microsegundo. Su vida dependía enteramente de aquel castaño. No había nada que no supiera de él. Lo conocía, se enorgullece de ellos porque nadie más lo conoce como él. Sus momentos con sus amigos. Cómo adoraba a su madre, la pizza, y a su repulsivo hermano (quién consideraba repulsivo). Sus deseos más transparentes, y sus actos más infames, plasmados en la soledad de su habitación, casi en soledad. Solo casi porque Owynn está, siempre está. Y siempre estará. Disfrutando morboso de él. Por poseerlo, acorralarlo, destrozarlo. Demostrárselo al mundo para que nadie más vuelva a saber de ellos dos. Solo Freddy para nadie más que él. Por desgracia no era más que una fantasía. Y por gracia divina sería una realidad.All Rights Reserved
1 part