Matar al hombre que compartía su vida fue su condena, fue el castigo de los dioses que la llevó a estar presa en la mar por muchos años con la esperanza que un día los dioses lleven hasta ella la lleve de su libertad. Pero si su corazón no deja de estar herido, su celda se hará más angosta. Tal vez un bálsamo de heridas puede liberarla de su prisión, sólo un beso sin hipnosis la llevará a la superficie.All Rights Reserved
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