Tras ser atacada y posteriormente descubrir la infidelidad de su novio, la vida de Mía se va al abismo. Siendo la princesa de la mafia todos la culpan tanto por su agresión como por el término de su compromiso, asustada y sabiendo bien cual será su destino, huye a Mavi, en donde se refugia en el castillo bajo la identidad de una sirvienta. Mía por primera vez puede sentir que está a salvo, después de todo solo debe mantenerse alejada del rey.
Desgraciadamente a Mía nunca se le ha dado bien las reglas, ni la suerte.
El rey Knox es tan temido como imparciable, su crueldad le ha hecho ganar el apodo del rey bestia, para Mia no es nada, creció rodeada de hombres peores que él. Desgraciadamente para Knox no pasa desapercibido que Mía no se altera como el resto y hasta le parece normal, lo cual es extraño para una sirvienta tan dulce e inocente como aparenta ser Mía, por lo que entra en su radar; y los que están dentro de su radar salen vivos si jamás han mentido.
Mía se cansó de ser perseguida, de huir y esconderse, por lo que decide hacerle de frente a Knox, si él lucha por conseguir la verdad de ella, ella luchará por algo casi imposible de obtener de él; su corazón.