El mundo se había desvanecido, y con él, las promesas de un futuro mejor. La supervivencia se había convertido en lo único importante, pero incluso entre las sombras y el peligro constante de los zombis, Gwi-nam no podía sacarse una idea de la cabeza: Mi-ra.
A pesar de su fachada dura, él veía lo que había detrás de ella. La valentía, la fuerza, la soledad. Nadie lo entendía como ella. Y, aunque intentaba mantener su distancia, la verdad era innegable. Gwi-nam quería algo más, mucho más, y no podía evitarlo. Ella no lo sabía, pero él deseaba ser lo único que quedara en su vida.
"I wanna be yours..."
Las palabras de esa canción resonaban en su mente una y otra vez, sin cesar. Él quería ser su todo, sin reservas, sin excusas. Quería ser quien la sostuviera cuando todo se viniera abajo, quien la protegiera incluso cuando el mundo ya no tuviera sentido. Sabía que ella nunca lo dejaría acercarse. Sabía que ella nunca lo aceptaría. Pero no podía evitarlo.
"I wanna be your vacuum cleaner..."
Él querría ser el único al que Mi-ra dejara entrar, el único que pudiera ver la parte de ella que siempre mantenía oculta. Cada vez que sus miradas se cruzaban, su corazón latía más rápido, y él se veía atrapado entre su deseo de mantener la calma y la necesidad de acercarse a ella, de tomar su mano y nunca soltarla.
"I wanna be yours, I wanna be yours..."
Mi-ra lo veía como una amenaza, como alguien con quien no podía confiar. Pero Gwi-nam no quería rendirse. En medio de la muerte, en medio del caos, él quería ser más que un simple superviviente. Quería ser lo único real en su vida, lo único que valiera la pena. Y aunque su corazón le decía que todo eso podría destruirlo, la necesidad de estar cerca de ella era más fuerte.
"I wanna be yours..."
Era solo un deseo, pero en un mundo como el suyo, incluso los deseos más peligrosos podían volverse reales.