Without Feelings

Leah Russell, con apenas 24 años, era una joven de espíritu fuerte y mente clara. Había llegado a Nueva York a los 18 años, buscando escapar de la vida monótona en la que estaba atrapada en su pequeño pueblo.

Comenzó trabajando en un club como camarera, pero pronto descubrió que ser stripper le ofrecía una vida que nunca había imaginado: dinero rápido, independencia y la posibilidad de ahorrar para algo mejor.

Durante seis años, trabajó incansablemente, convirtiéndose en una de las bailarinas más solicitadas del club. Había ahorrado más de un millón de dólares, pero las luces brillantes, la música ensordecedora y las miradas insistentes de hombres mayores comenzaron a pesar en su espíritu.

Así que, cansada de esa vida de espectáculo y expectativas, decidió alejarse y convertirse en una mejor versión de ella misma.

¿Y qué mejor manera de hacerlo en la granja en Escocia de ni más ni menos del famoso ex Beatle, Paul McCartney?

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