Alba, de diecisiete años, tiene una apariencia frágil que refleja su lucha interna. Su piel pálida y sus ojos marrones profundos esconden un mar de tristeza. Su cabello largo y desordenado cae sobre su rostro, ocultando su mirada del mundo. Viste ropa sencilla y desgastada, sin preocuparse por su aspecto debido a la falta de comida y el descuido de su madre.
A pesar de su vulnerabilidad, hay destellos de resiliencia en sus ojos. Camina con pasos cautelosos, como si temiera ser aplastada por las expectativas ajenas. Sin embargo, en su interior hay una chispa de esperanza, un deseo de ser vista y aceptada por lo que realmente es.