Erase una Pesadilla

Las historias que alguna vez fueron dulces promesas de felicidad se han podrido desde dentro. Los cuentos de hadas han sido contados con mentiras piadosas, pero la verdad es mucho más oscura... más sangrienta. En los rincones sombríos de los reinos encantados, las princesas han dejado de ser víctimas para convertirse en las verdaderas villanas de sus historias.

Cenicienta nunca necesitó un hada madrina, su astucia y sed de poder la llevaron a deshacerse de quienes se interponían en su camino, con una sonrisa dulce y fría como el hielo. Blancanieves no era la inocente doncella que todos creían; tras su rostro angelical se escondía una reina sedienta de venganza, una mujer que aprendió a manipular el miedo mejor que su madrastra.

Aurora dejó de soñar con príncipes cuando descubrió el poder en la oscuridad; se convirtió en la bruja que siempre temió. Tiana cambió su deseo de felicidad por una obsesión insaciable con la alquimia negra, dispuesta a transformar el destino con sangre y magia. Mérida dejó atrás su rebeldía infantil para cazar algo más que osos, sus enemigos caen uno tras otro sin que nadie pueda detenerla.

Pero la peor de todas... Bella. La encantadora y dulce Bella aprendió a domar a la bestia, pero no con amor, sino con un control cruel y retorcido. Los libros no eran su única obsesión; sus páginas escondían secretos de alquimia y venenos, y ahora el castillo es su laboratorio de horrores.

El reino se desmorona en las sombras, los cuentos ya no tienen un final feliz, y en este juego de traiciones y muerte, solo una cosa es segura: nadie puede escapar de su propia pesadilla.

El felices para siempre nunca fue más que un mito.