Ella es mía. No de una manera posesiva, pero sí en ese sentido de respeto absoluto. Nadie más podría cuidarla como él lo haría, nadie más podría protegerla del abismo que ella misma ignoraba. Pero su corazón, ese lugar donde los juramentos de su profesión aún pesaban, sabía que ese amor estaba prohibido. Irina jamás podría entender cómo se sentía realmente. Y sin embargo, ahí estaba, cada vez más cerca de él.
Irina... Él pensaba en ella como algo mucho más que un simple deseo. Era fascinación, un hambre primitiva, un anhelo imposible de acallar. Mientras Alexei se tragaba sus sentimientos y se limitaba a observar, Dmitri no tenía tal restricción. Su amor por Irina era un fuego, pero un fuego que se alimentaba de su instinto, de su control sobre ella. Ella no podía ser libre, no en su mundo. ¿Por qué seguir luchando contra lo inevitable? pensaba mientras la observaba caminar por los pasillos. Irina no solo lo atraía; lo retaba, lo obligaba a mostrar una vulnerabilidad que pocas personas podrían haber sacado a la luz.
El momento perfecto para huir llegó. Irina lo sabía, aunque no podía admitirlo, la sensación de estar atrapada era cada vez más palpable. El carro estaba afuera, listo para partir. Pero ella no podía decidirse. En un mundo de decisiones difíciles, dos caminos la llamaban: uno con Alexei, un amor lleno de sacrificio, respeto, y un futuro incierto; y el otro, con Dmitri, lleno de promesas de libertad y poder, pero también de peligros que podrían consumirla. La pregunta era sencilla, aunque casi imposible de responder
Mafia. Policía. Infidelidad. Pasión. Entre la ley y el crimen, los destinos se entrelazan... pero ¿quién protegerá a Irina de sí misma?
En las calles de Moscú, nada es lo que parece. Y el precio por amar puede ser mortal.
Ayla es una joven de 18 años que va a la universidad, todo está bien. Pero tiene un vecino que se mudó hace dos años atrás y actúa muy extraño. Y ella va a descubrir la verdad de él,cueste lo que cueste.