Las estaciones danzan en un ciclo eterno de luz y sombra, un equilibrio inquebrantable entre la vida y la muerte. Pero en el corazón de esta historia no solo habita la naturaleza, sino también el destino de dos almas atrapadas entre dos mundos.
Jimin, el hijo de la tierra, nació rodeado de flores y el amor inquebrantable de su madre, Hoseok. La primavera florecía con su risa, y el mundo respondía a su presencia con colores y aromas vibrantes. Su existencia parecía destinada a la luz, a la calidez del sol que acariciaba su piel.
Yoongi, el señor del inframundo, gobernaba en las sombras. Silencioso, solitario y olvidado por sus hermanos olímpicos, su dominio era un reino de almas errantes y ríos de oscuridad. Bajo su manto de noche, él observaba el mundo de los vivos con una mezcla de anhelo y resignación, sin saber que su destino cambiaría para siempre con el eco de un nombre: Jimin.
Lo que comenzó con un rapto se transformó en un lazo inquebrantable. El joven dios, arrebatado de la calidez de la tierra, aprendió a existir en un reino donde la luz apenas tocaba el suelo. Pero con cada estación que pasaba, algo nuevo florecía en el Inframundo, algo que ni siquiera la muerte podía extinguir: amor.