Aprendiendo que las heridas nos hacen quienes somos

En un mundo que constantemente espera que seamos fuertes y perfectos, una joven lucha por entender su lugar. A través de fragmentos de su vida, cada herida que ha sufrido se convierte en una pieza que la define, pero también la limita. Con un espejo roto como único testigo de su dolor y sus dudas, la protagonista enfrenta las voces externas que le dicen que debe cambiar para encajar, mientras lidia con su propio conflicto interno: ¿Por qué no puede ser como los demás?

En su viaje hacia la autoaceptación, aprenderá que las heridas no son debilidades, sino lecciones. Cada lágrima, cada momento de vulnerabilidad, la acerca más a entender que ser ella misma, sin máscaras ni miedos, es la única forma de sanar. Con el tiempo, descubrirá que no tiene que encajar en el molde que otros han creado para ella, y que llorar no la hace menos. En su reflejo roto encontrará su verdad: lo que realmente importa no es lo que se ve, sino lo que se siente.