He Zening siempre había pensado que las novelas que describían la vida de un presidente de empresa eran buenas para pasar el tiempo, pero insultantes para el coeficiente intelectual.
Aun así, tras haber leído innumerables novelas de este género, nunca imaginó que algún día transmigraría en una de ellas.
Para empeorar las cosas, las tramas eran tan similares que no podía recordar de qué novela se trataba. No le quedó más remedio que asumir el papel de secretaria del presidente.
Las secretarias de las novelas hacían recados para el presidente, lo ayudaban a conseguir mujeres, lo ayudaban a mantener encendidas las llamas del amor e incluso asumían la culpa por él si era necesario. ¿Pero una secretaria de la vida real?
Los que estaban en el poder las culpaban, a veces las herían y las reprendían injustamente. Si no fuera por el excelente salario y la necesidad, ya habría salido corriendo por la puerta.
Y como todos los espectadores curiosos, He Zening quería ver cómo sucedía la trama ante sus ojos: ¡el presidente conociendo al protagonista! ¡Un villano interponiéndose entre el amor de los protagonistas! ¡Los personajes secundarios!
Esta es la segunda vida de una secretaria sensata y diligente que trabaja duro para lograr una vida sin preocupaciones, mientras se ve arrastrada a la trama.
Una extraña obsesión.
No supo cuando ni como empezó, era extraño que cada vez que lo veía sus instintos se ponía a flor de piel.
Su nombre era Daenerys Targeryen, y su vida había estado marcada por una obsesión silenciosa pero profunda: Jacaerys Velaryon.
Pero, como las olas que golpeaban la orilla, su obsesión se estrellaba contra la dura realidad de que Jacaerys parecía tan distante e inaccesible como el horizonte mismo.