¿Quien dijo que el amor estaba al otro lado de la esquina? Porque Maya viajó hasta el otro lado del planeta.
Para Alex, su vida siempre ha sido frío, nieve y soledad. Hasta que llega Maya. Ella, con su risa cálida y su forma de ver el mundo, es como un rayo de sol en medio del invierno. Pero Maya no pertenece a este lugar, y cuando el deshielo termine, quizá tenga que irse. Entre noches estrelladas, caricias furtivas y el miedo a lo inevitable, Alex descubrirá que hay fríos que queman más que el fuego.