En un reino donde los dragones surcan cielos rotos por la guerra y las traiciones susurran en cada rincón, la princesa Aelira de Aurivale ha sido moldeada por las intrigas del poder, no por los sueños de un futuro feliz. Criada para gobernar, su destino está sellado en los juegos políticos, hasta que un encuentro inesperado en un festival de tregua cambia su vida para siempre. Kaelion Draegor, heredero de una antigua dinastía de jinetes de dragones, regresa del exilio con la marca del fuego en su alma. Entre ellos, la chispa de la atracción es instantánea, pero también lo son las sombras de desconfianza y rivalidad. Mientras las fuerzas de la corte y las intrigas de su propio pueblo los separan, Aelira y Kaelion se ven obligados a unir sus fuerzas para enfrentar una amenaza ancestral: una oscuridad que podría destruir no solo sus reinos, sino también a los dragones, cuyas vidas están tan entrelazadas con la suya. Pero en un mundo donde las alianzas son tan volátiles como las llamas de los dragones y los secretos acechan a cada paso, Aelira descubrirá que Kaelion guarda más que venganza en su corazón, y que el suyo está más vulnerable de lo que imaginaba. Mientras sus destinos se entrelazan en batallas aéreas, traiciones y descubrimientos que podrían cambiarlo todo, ¿será su vínculo suficiente para resistir el fuego, la sangre y la oscuridad que los acechan? "El Legado del Fuego y el Exilio" es una saga épica que desafía las fronteras del amor, la lealtad y el sacrificio, mientras sus personajes luchan por encontrar un lugar en un mundo al borde de la ruina. En un reino donde nada es lo que parece, solo el fuego puede revelar la verdad.
Una extraña obsesión.
No supo cuando ni como empezó, era extraño que cada vez que lo veía sus instintos se ponía a flor de piel.
Su nombre era Daenerys Targeryen, y su vida había estado marcada por una obsesión silenciosa pero profunda: Jacaerys Velaryon.
Pero, como las olas que golpeaban la orilla, su obsesión se estrellaba contra la dura realidad de que Jacaerys parecía tan distante e inaccesible como el horizonte mismo.