"𝑬𝐥 𝐒𝐮𝐬𝐮𝐫𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐭𝐮𝐥𝐢𝐩𝐚𝐧𝐞𝐬"

Vika Hoshiumi, una joven de diecisiete años con el cabello blanco como la nieve recién caída y unos ojos color violeta que reflejan un dolor profundo y silencioso, lleva en su muñeca izquierda un pequeño tatuaje: el número 16. Un número que guarda un secreto desgarrador, un recuerdo imborrable de su hermano menor, Vladimir, perdido demasiado pronto a causa de la diabetes. Llegada de Moscú a Japón como estudiante de intercambio, Vika encuentra en el mundo del voleibol un refugio inesperado, como voluntaria, una labor que la conecta con su distante primo, el arrogante y talentoso Korai Hoshiumi, un jugador del equipo Komamedai.

Detrás de su apariencia frágil y su personalidad callada, Vika esconde una batalla silenciosa contra una enfermedad que consume su cuerpo y su alma, una tuberculosis que se aferra a sus pulmones como una sombra persistente. La tos seca y persistente, a veces manchada de sangre, es un recordatorio constante de su fragilidad. Sus piernas, debilitadas por la enfermedad, la hacen caer con facilidad, y la fatiga la invade, obligándola a dormir hasta catorce horas al día. A pesar de todo, Vika se aferra a una sonrisa débil, una máscara que esconde el dolor por dentro.
Su relación con Korai es una compleja mezcla de amor, irritación y una profunda conexión que solo ellos comprenden. Él, con su orgullo y su arrogancia, la regaña constantemente, pero su preocupación por ella es evidente en sus gestos y en su actitud protectora. Hirugami Sachiro, el tranquilo y observador compañero de equipo de Korai, se convierte en un amigo inesperado, un apoyo silencioso que comprende la lucha interna de Vika.

En medio de las prácticas de voleibol, las risas contenidas y las lágrimas silenciosas, Vika debe enfrentarse a sus demonios internos, a la pérdida de su hermano y a la amenaza constante de su enfermedad.