Unión Celestial (Chestappen)

Max estaba condenado a amar a ese omega de cabello castaño y aroma a chocolate y canela.
Aun si nunca lo admitiera, muy en el fondo sabía que aquella condena tenía otro nombre: destino.

En un mundo donde los hombres eran mitad bestia, mitad humano, la sangre pura de lobo se había convertido en un lujo casi extinto.
Y entre los pocos que aún conservaban esa herencia salvaje, sobrevivía un antiguo mito: el de los Destinados, o como los viejos clanes lo llamaban, la Unión Celestial.

Decía la leyenda que, cada mil años, dos almas con linaje puro nacerían para encontrarse.
Su unión no solo restauraría el equilibrio entre la humanidad y las razas salvajes,
sino que reavivaría el poder sagrado de la realeza celestial, esa que antaño gobernó los territorios antes de caer en el olvido.

Con el paso del tiempo, aquel mito se volvió polvo entre las páginas de los libros,
una historia contada al calor de un fuego que ya casi nadie creía real.
Pero hay verdades que duermen bajo la piel, esperando el momento de despertar.

Y aunque Max había aprendido a enterrar los recuerdos,
el eco de un nombre seguía vivo en lo más profundo de su pecho,
como una nota olvidada que el universo se niega a borrar.

Quizás el destino no sea una fantasía,
sino la forma en que la vida insiste en volver sobre lo que aún no se ha aprendido.
Y tal vez, solo tal vez, la prueba más grande para él no sea conquistar imperios,
sino aprender a amar sin miedo,
y reconocer, al fin, que aquello que siempre llamó pérdida...
solo era el principio de su verdadera unión.