ELLOS VENÍAN DEL CIELO

Hace unos cincuenta años, los más grandes hechiceros fueron encerrados en mazmorras subterráneas para evitarles el libre tránsito por el reino de Lumen Silva, dadas las guerras en las que este se vio envuelto a causa de los conocedores de la magia y de los pueblos bárbaros que por sus tierras andaban, mismos que, al igual, ya no existen. Ahora, la paz es envidiable en los dominios más plácidos y tranquilos del orbe; los problemas son cosa distante, y la armonía absoluta es la utopía soñada hecha realidad. El ejército permanece más como un cuerpo de apoyo que como una forma de defensa.
Entre tanta alegría, a todo mundo se le fue yendo como chiste barato el anuncio que dieron los brujos antes de ser encerrados por el resto de sus días: El milagro de los cielos no será nada agradable, sólo es cuestión de tiempo para que ocurra lo inevitable.