La historia olvidó su nombre.
Durante siglos, los nombres de los grandes emperadores y generales se han escrito en las piedras y los pergaminos, pero los nombres de las mujeres han sido silenciados, borrados por el polvo del tiempo.
Esta es la historia que la historia no cuenta, las palabras que nunca fueron escritas en los pergaminos. Es la historia de una mujer que vivió entre la oscuridad y la luz, que vio el rostro de la muerte pero también de la libertad, de la traición y del amor. Es la historia de una lucha silenciosa que, aunque olvidada por los cronistas, permanece grabada en el alma del pasado.
La historia de Juno, la mujer que ascendió desde el polvo y la oscuridad para desafiar a Roma misma.
Irene nunca ha creído en los presagios que las cosas comunes pueden indicar. Ella sabe que el destino en Roma está dictado por los emperadores y ahora uno de ellos la quiere como su doncella personal.
Acacius no puede negarse a la orden del emperador. Su poder no es suficiente como para enfrentarlos y debe cuidar de Lucilla, su esposa. Aún así, buscará la forma de proteger a Irene para evitar que los presagios que lo han estado siguiendo se cumplan.
Geta ha demostrado una vez más el poder que tiene sobre los demás. Sabe que Irene puede darle algo que ha deseado desde hace mucho tiempo y hará lo que sea por conseguirlo, sin importar las consecuencias de sus actos o lo que pueda llegar a sentir.
La suerte está echada y nada ni nadie cambiara el final que les espera.