Daniela había evitado que su reino fuera gobernado por crueldad y terror. La pérdida de sus seres queridos sigue pesando sobre ella, una herida abierta que el tiempo no podrá cerrar. Ahora, el destino decidió que ella debera gobernar con paz y amabilidad por millones de años. Muchos la llamarían afortunada: poder, autoridad, un reino entero bajo su mando. Todos quisieran eso. Pero ella lo daría todo a cambio, si eso significaría recuperar a los que perdió. Ser "la elegida" es ridículo. No pidió esta profecía. No entiende por qué tuvo que ser ella. Sin embargo, en el fondo, sabe que jamás le impondría este destino a otra persona. Porque ser la destinada no es un honor... es una condena.All Rights Reserved
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