Colisión Zaháryon | #ONC2025

Ser invisible en la secundaria no es tan malo como todos creen. Es cómodo. Nadie te fastidia, nadie espera que hagas algo grandioso, y puedes caminar por los pasillos sin miedo a terminar en un chisme que dure todo el año escolar. Así viví yo, sin líos, sin drama. Un fantasma con mochila.

Pero este año... algo cambió.

De repente, la gente me ve. Me saludan sin equivocarse de nombre, me invitan a cosas a las que nunca me invitaron, y algunos hasta fingen interés en mi existencia. No es que me haya vuelto carismático de la nada, pero cuando alguien te mira con suficiente atención, los demás empiezan a hacer lo mismo. Lo llamo el "efecto bola de nieve".

Al principio, no me quejé. Pero antes de que pudiera acostumbrarme a esta nueva vida de pseudo-popularidad, todo se fue al carajo. En serio, al carajo.

Y entonces apareció Zayn.

Nadie sabe exactamente cuándo llegó. No pasó ni un día en el colegio y ya todo el mundo hablaba de él. Y con razón. Es el tipo de persona que parece haber sido diseñada en un laboratorio para ser perfecto. Todo en él es demasiado. Demasiado atractivo. Demasiado seguro. Demasiado bueno en todo. Demasiado irreal.

Y créanme, lo es.

Hay algo en él que simplemente no encaja. Algo que no es normal. Algo que no es... humano.