En un mundo donde el tabaco, la cocaína, el vaper y el alcohol fluían como agua en un río, los dragones vivían en un lugar que todo el mundo envidiaría... si no fuera por lo absurdamente peligroso y desquiciado que era todo. Este era un paraíso para los fumadores, donde desde bebés, todos los dragones comenzaban a fumar cigarrillos, a chupar vapeadores de última tecnología y, por supuesto, a volar por el aire con una nube de humo azul, rosa y morado rodeándolos. Nadie pensaba en los efectos secundarios, ni en el futuro. La vida aquí era tan aleatoria que si te preguntaban qué día era, tu respuesta sería:
"Hoy es el día perfecto para fumar algo raro."