La mente humana es un laberinto de secretos, y la Dra. Odette Ravencourt ha pasado su vida analizando a los monstruos que se esconden tras rostros humanos. Psiquiatra de renombre, imperturbable, analítica. Conoce el peligro, ha mirado el abismo a los ojos y nunca ha pestañeado. Hasta que Damon Sinclair cruza la puerta de su consultorio.
Él llega a su consultorio como un paciente más, buscando tratamiento para su insomnio crónico. Educado, carismático y encantador, parece el hombre perfecto. Sin embargo, bajo su sonrisa impecable y su mirada penetrante, Odette detecta algo más. Un peligro silencioso. Un depredador con una máscara demasiado perfecta.
Damon disfruta el juego. La observa, la empuja, la envuelve en una red de medias verdades y silencios calculados. Sabe cómo manipular, cómo sembrar la duda, cómo enredar la realidad hasta hacerla suya. Lo que no espera es que Odette no sea una presa fácil. Que ella también juegue.
Lo que comienza como sesiones clínicas se transforma en algo más oscuro, más íntimo. Una danza peligrosa donde el control cambia de manos con cada movimiento. Él quiere poseerla. Ella quiere desarmarlo. Y cuando la línea entre paciente y doctora se difumina, solo queda una verdad:
En este juego de deseo y peligro, la pregunta no es quién ganará... sino quién caerá primero.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.