¿Cuántas veces más vas a despedirte de mí? ¿Cuántas veces más voy a escucharte decir adiós en mi cabeza? Pero no es real. No puedes hablarme. No puedes despedirte. Porque ya no estás. Y aun así, sigues aquí. Sigues en cada sombra que se mueve en la noche. En cada foto que no puedo borrar. En cada mensaje que nunca contestarás. Sigues en mi mente, en mis sueños, en la ausencia insoportable de tu voz. Te busco sin querer. En las multitudes. En el reflejo de los cristales. En las esquinas de una casa donde ya no estás. En el silencio que me grita tu nombre. Pero no te encuentro. Porque te fuiste. Y duele. Dios, cómo duele. Dijiste adiós, pero no te has ido. Sigues aquí, aferrado a mi memoria, a mis recuerdos, a este amor que se ha convertido en agonía. Por favor, despídete de verdad. Déjame ir. Déjame olvidarte. Déjame respirar sin que duela. Déjame vivir, aunque tú ya no puedas hacerlo. Porque yo solo quiero ser feliz. Pero, ¿cómo se es feliz cuando el corazón aún llora tu ausencia?All Rights Reserved
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