El deseo los consume, pero el amor no ha llamado a su puerta... aún.
Adrien y Lilith no creen en el amor. Él, un hombre que ha convertido la seducción en su mejor arma, disfruta del placer sin ataduras. Ella, una mujer fuerte y apasionada, prefiere el control antes que arriesgarse a sentir. Cuando sus caminos se cruzan, la atracción es inmediata, abrasadora, imposible de ignorar.
No hay promesas, solo deseo. Encuentros clandestinos, caricias furtivas, noches donde los cuerpos hablan lo que sus corazones callan. Pero entre el fuego y la piel, algo más comienza a latir. ¿Podrán seguir fingiendo que solo es un juego, o el deseo terminará por encender una pasión que ni ellos mismos podrán apagar?
Skylar creía tener su vida bajo control. Un hogar, un camino, un amor que ardía con llama constante... hasta que el humo empezó a oler a mentira.
Cuando la traición finalmente detona, no hay extintor que salve lo que arde con su furia. El amor se vuelve brasas y el deseo de venganza nubla la vista como un humo espeso.
Definitivamente no vio venir el incendio que se avecinaba; ese que comienza con una mirada, una cercanía peligrosa, una presencia que quema sin tocar. Alguien que siempre estuvo ahí, como una chispa paciente entre las sombras, esperando su momento para encender lo que nadie más se atrevió.
Sabe que es mala idea, aprendió de mala manera que si los corazones no se cuidan, pueden quedar reducidos a cenizas. Pero luego de años esperando una brisa para prenderse, su llama se ve alimentada por un huracán de sensaciones.
Porque en esta historia no todo lo que arde es amor. Algunos fuegos iluminan... y otros consumen.