Ace, en su más tierna infancia, conoce a Sabo. Y a Luffy. Ah, y también conoce a Tn, una panadera local que, a ojos del pecoso, está loca.
Parece ser que el destino se empeña en juntarlos, porque tras un estruendoso primer encuentro en la panadería -que no deja a ninguno de los dos indiferentes- no paran de reencontrarse. Ace no para de huir de ella, y Tn no para de buscarlo por sus propios motivos.
Al final, Ace acaba conociendo poco a poco, y en contra de su voluntad, a Tn. Descubre que no es una chica explosiva y mucho menos grosera, como él se había imaginado. Ambos tienen mucho que aprender del otro, descubriendo facetas nuevas y revelando sueños y motivaciones secretas, lo que los acaba convirtiendo en grandes amigos.
Y aunque con los años sus caminos se separen y comiencen a verse menos, nunca dejan de estar en contacto. Anhelan tanto su reencuentro que cuando este ocurre, ninguno de los dos tiene idea de cómo comportarse.
¿Qué es lo que queda de aquellos dos niños? Si cuando se miran el uno al otro, tan solo ven el paso de los años en sus rostros y un cariño que no hace más que crecer cada día.