Placeres Siniestros

Greta nunca fue una víctima.
Su padre jamás dejó la mafia, pero eso nunca definió su destino. Ella se labró el suyo propio, en la penumbra de un laboratorio clandestino, donde la ciencia y el crimen se entrelazaban con la precisión de un escalpelo. Con manos de seda y veneno en los labios, se convirtió en algo más peligroso que un arma: una promesa de muerte. Nadie toca lo que es suyo. Nadie vive para contarlo.

Mirán nunca tuvo una vida.
Solo un propósito. Solo venganza. Creció con el vacío de lo que le arrebataron y la certeza de que algún día lo reclamaría todo: justicia, sangre y el último aliento de la hija de su enemigo. Pero cuando Greta le dispara, no solo le marca la piel. Le graba su nombre en la carne.
Dos depredadores. Dos almas retorcidas que convergen en un camino sin retorno.

¿Podrán unir fuerzas, o su ambición terminará por destruirlos?