Crítica honesta, señores.

La "crítica constructiva" y la "crítica destructiva" son términos inventados por quienes prefieren engañarse a sí mismos. La realidad es sencilla: existe la crítica y nada más. No soy una experta, pero he tenido la fortuna de recibir críticas de personas con mayor conocimiento que yo, y gracias a ello, he crecido y refinado mis habilidades como escritora. Porque, por supuesto, aunque ya soy magnífica, siempre hay espacio para la mejora. La crítica honesta es el único espejo en el que vale la pena mirarse, aunque a algunos les asuste su reflejo.

Este libro no es un manual para endulzar egos frágiles ni un rincón para quienes buscan aplausos por existir. Es una colección de reflexiones sobre la importancia de la crítica sincera, el arte de recibirla sin hacer un drama innecesario y la belleza de reconocer que mejorar duele, pero vale la pena. Si esperas que te digan que todo lo que escribes es perfecto, te has equivocado de lugar. Pero si buscas la verdad, con un toque de elegancia, por supuesto, adelante, toma asiento.

Advertencia: La obra de arte que se logra apreciar como portada no es de mi autoría es: Autorretrato con la muerte tocando el violín, Arnold Böcklin, 1872.