**"Yo soy Kael Voss.**
En otro tiempo, en otro mundo, fui un simple estudiante de ingeniería, un soñador que contemplaba las estrellas desde la seguridad de una vida ordinaria. Pero el destino, o quizás el capricho de fuerzas mayores, me arrancó de aquel mundo y me arrojó a este... un universo que alguna vez creí ficticio.
Hoy, camino entre los colonos de **Mar Sara**, un Terran más en un mar de rostros cansados por la guerra. Pero mi carga es distinta. Porque yo **recuerdo**. Recuerdo un futuro que aún no ha sucedido, un futuro que solo existe en los ecos de mi mente. Y con ese conocimiento, he sido condenado a una existencia de bucles infinitos, donde la muerte no es el final, sino un regreso al último suspiro de sueño.
Cada vez que cierro los ojos, establezco un nuevo punto de partida. Cada vez que muero, despierto en ese momento, obligado a repetir, a luchar, a fallar... y a intentarlo de nuevo.
No soy un héroe. No tengo la fuerza de un marine blindado, ni la sabiduría de los protoss, ni la ferocidad de los zerg. Solo tengo mi voluntad, mi ingenio... y un **cristal de khaydarin** que alguien, en las sombras del tiempo, dejó para mí.
En su superficie, una advertencia está grabada en la lengua de mi mundo perdido: *"No confíes en los espejos del tiempo. -K"*.
No sé quién es "K", ni por qué he sido elegido para esta carga. Pero sé que cada decisión que tomo, cada vida que salvo, cada futuro que altero, tiene un costo. Y ese costo podría ser mi humanidad.
Esta es mi lucha. No solo contra los zerg, el Dominion o las fuerzas oscuras que acechan en los rincones del universo. Es una lucha contra el tiempo mismo, contra el destino, y contra la fragilidad de un hombre que solo quiere salvar a aquellos que ha llegado a llamar... **familia**.
El camino es largo, y la oscuridad es profunda. Pero mientras respire, mientras recuerde, seguiré luchando. Porque en este universo de guerra y caos, **yo soy Kael Voss**. Y mi historia...
Tras escapar de un planeta moribundo, emprendí mi viaje, un viaje desesperado hacia Pangea, la nueva tierra, mi única esperanza para sobrevivir y tener una vida. Lo que no esperaba era terminar en un planeta completamente desconocido tras la colisión de mi nave, y encontrar a Zorvakh: un dracónico semi humano de mirada incandescente y cuerpo forjado en guerras estelares. Dueño de una fuerza salvaje y una sensualidad primitiva, Zorvakh no solo me salvo, sino que me reclamo como suya.
-Eres mía, haa'kar -gruñó con voz áspera, casi animal.
-S-suél...tame -alcancé a decir, la voz temblorosa, ahogada por el calor de su agarre. Su contacto fue una descarga que encendió mi columna y despertó algo que no sabía que dormía en mí.
-Mi haa'kar... -susurró con un gemido que parecía cargado de deseo y hambre. Sus garras rozaron mi rostro. Al mirarme, sus ojos -rojos como rubíes encendidos- perforaron mi alma, como si lograra entrar en mi pensamiento y leerlo por completo
-Puedo olerte... incluso lo que intentas ocultar bajo tus ropas-continuó, y su voz era un arrullo oscuro, tentador.
Húmeda. Temble una vez mas ante su agarre, no pude negarlo.
-Me perteneces haa'kar-sentenció, antes de tomar mis labios con su boca ardiente, y en ese beso sentí cómo mi resistencia se deshacía en cenizas, mientras quemaba todo a su paso.
En un mundo extraño y hermoso, Ziena aprenderá a sobrevivir, a amar y a rendirse. Porque Zorvakh no conoce límites: en su lecho de fuego, es dominante, posesivo y salvajemente tierno. Cada noche es una batalla, cada caricia, una rendición. Entre jadeos y secretos, Ziena descubrirá que el verdadero peligro no está en el universo que dejó atrás... sino en el deseo que arde entre sus piernas.
"No todos los fuegos arden para dar calor. Algunos consumen, devoran, y despiertan pasiones que deberían permanecer dormidas."