En el corazón del bosque

Arina huía desesperada, sus pasos apresurados resonaban en el aire, mientras el miedo la impulsaba a correr sin descanso. El bosque, oscuro y enigmático, parecía tragársela a cada instante. Sus respiraciones se entrelazaban con el crujir de las hojas bajo sus pies, y su mente luchaba por mantenerse enfocada en el escape, sin permitir que el pánico la desbordara. No obstante, algo la desvió de su camino: un puente antiguo y desgastado por el tiempo, que, sin saber por qué, decidió atravesar. Un paso fatal, uno que la llevaría muy lejos...

El mundo entero creyó que había desaparecido para siempre, que el destino le había jugado una cruel jugada. La noticia de su muerte se extendió como un viento helado, y todos la lloraron como un eco lejano, aceptando que jamás regresaría. Pero no todos compartían esa fatalidad. Adrian, con su corazón aún lleno de la esperanza de un reencuentro, sabía que la verdad era otra. Sabía que Arina no había partido para siempre, que en algún rincón olvidado del bosque, ella seguía viva, esperando ser encontrada.

Con la determinación de que solo el amor más profundo puede inspirar, Adrian se adentró en el mismo bosque que había reclamado a Arina, dispuesto a desafiar la oscuridad, los peligros y las sombras que lo habitaban. No descansaría hasta encontrarla, pues su fe en ella era más fuerte que cualquier obstáculo que el destino pudiera interponer en su camino. El bosque, sin duda, guardaba secretos que no quería revelar, pero Adrian estaba dispuesto a enfrentarse a ellos, desentrañándolos uno a uno.