𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐌𝐈𝐍𝐄, damon salvatore.

𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐌𝐈𝐍𝐄︱❛Eres mía desde ahora, no tendrás control sobre ti misma...❜

La noche era densa, apenas iluminada por la pálida luz de la luna que se filtraba entre las copas de los árboles. El sonido de mis pasos resonaba en el suelo húmedo, mezclándose con mi respiración entrecortada. Sentía el pulso desbocado, el ardor en mis músculos, el sudor resbalando por mi espalda. Pero no podía detenerme. No hasta estar segura de que había escapado.

Miré hacia atrás, sintiendo un escalofrío recorrer mi piel cuando me di cuenta de que ya no estaba ahí. Damon. Ese maldito vampiro que llevaba días siguiéndome. ¿Cómo había desaparecido de repente?

El aire se me atascó en la garganta cuando giré la vista hacia adelante y lo vi. Estaba ahí, parado a escasos centímetros de mí, su silueta oscura apenas distinguible en la penumbra. No podía haber llegado tan rápido, era imposible. Pero ahí estaba.

-Damon... ¿Qué quieres de mí? Déjame en paz... -Mi voz salió temblorosa, apenas un susurro entrecortado por el miedo.

Él esbozó una sonrisa ladeada, oscura, casi burlona.

-Rose... Tanto tiempo sin verte. -Su risa sarcástica retumbó en la soledad de la noche-. ¿Tienes miedo?

Un escalofrío me recorrió la espalda, pero me negaba a mostrarme débil ante él. Levanté la mano en un intento desesperado de golpearlo o empujarlo, cualquier cosa que me diera la oportunidad de huir. Pero antes de que pudiera siquiera tocarlo, su mano se cerró alrededor de mi muñeca con una fuerza descomunal. Un grito ahogado escapó de mis labios cuando el dolor punzante se extendió por mi brazo.

-Serías demasiado estúpida si intentaras desafiar a un vampiro... -susurró, su voz impregnada de amenaza.

-¿Qué tanto buscas de mí? -pregunté, con el corazón martillando contra mi pecho.

Damon sonrió de nuevo, inclinándose apenas hacia mí, su aliento frío rozando mi piel.

-Lo que siempre ha sido mío...

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