Esto no es una historia de amor (o algo así)

Rodrigo no estaba buscando problemas. Bastante tenía con su trabajo mal pagado, su apartamento diminuto y el peso de ser un inmigrante intentando encajar en un país donde todo parecía diseñado para recordarle que nunca pertenecería del todo. Pero entonces apareció Lauty: arrogante, insistente y con una sonrisa de suficiencia que escondía algo más peligroso.

Lauty no es solo otro chico rico. Es parte de la dinastía que controla prácticamente todo el país, alguien que con una palabra puede cambiar el destino de cualquiera. Y por alguna razón, ha decidido que Rodrigo le interesa.

Lo que comienza como encuentros casuales se convierte en un juego de tensión, miradas desafiantes y una atracción imposible de ignorar. Rodrigo no quiere deberle nada, pero Lauty tiene una manera sutil -y exasperante- de meterse en su vida. Primero con un café, luego con un reloj caro y, antes de que pueda darse cuenta, con mucho más.

Rodrigo jura que no se dejará intimidar. Lauty está acostumbrado a que todo el mundo ceda ante él.

Uno de los dos va a perder este juego.

¿O quizás ambos?