El aula estaba bañada por la luz anaranjada del atardecer, un resplandor cálido que contrastaba con la tormenta de pensamientos en la mente de ___. Sentada en su pupitre, fingía leer su libro de texto, pero sus ojos siempre terminaban desviándose hacia él. Denki Kaminari.
Su risa resonaba en el aula, despreocupada, llena de esa energía contagiosa que siempre iluminaba el ambiente. Y a su lado, como siempre, estaba Aoi. Con su cabello perfectamente peinado y esa sonrisa que parecía sacada de una película, la chica caminaba con una confianza natural, su mano entrelazada con la de él.
A ___ no le gustaba admitirlo, pero sabía que Aoi era una el tipo de chica con la que todos querían estar. Segura, encantadora, brillante. Todo lo que ella no era.
Y sin embargo, no podía evitar preguntarse: ¿Acaso Denki no veía lo que ella veía? ¿No notaba cómo Aoi suspiraba de aburrimiento cuando él contaba una de sus bromas? ¿Cómo apenas reaccionaba cuando él intentaba impresionarla con alguna tontería? ¿Cómo parecía disfrutar más la atención de los demás que la suya?
___ sí lo veía. Veía cada pequeño detalle, cada gesto, cada instante en el que él buscaba algo más en una relación que parecía perfecta desde afuera. Y lo peor de todo... veía cómo él nunca miraba en su dirección de la misma forma en que ella lo miraba a él.
Con un suspiro, apartó la mirada y cerró su libro de golpe. No importaba cuánto lo deseara. No importaba cuánto lo conociera, cuánto compartieran, cuántas veces hubiera estado ahí para él.
Porque al final del día, ella era solo su amiga. Y él pertenecía a otra persona.
¿O un glow up en un cambio de personalidad podría cambiarlo todo?