Londres era una ciudad de luces y sombras, donde el lujo y el peligro bailaban juntos en un equilibrio tan frágil como un cristal a punto de romperse. Entre los rascacielos y los callejones oscuros, había nombres que controlaban todo desde la cima, hombres y mujeres que dictaban las reglas en un mundo donde el poder no se entregaba, se arrebataba.
Tristan Liones creció en una de esas cimas. Hijo de Meliodas y Elizabeth, empresarios de renombre, criado entre riquezas y secretos que nunca debía cuestionar. Su vida era un desfile de apariencias perfectas, de reuniones frías y expectativas asfixiantes. Pero bajo la pulida superficie de su mundo, algo se ocultaba. Algo oscuro. Algo peligroso.
Y luego estaba él.
Lancelot Sinclair. Hijo de Ban Sinclair y Elaine, una familia cuyo poder no estaba en los negocios legales, sino en el submundo que realmente movía la ciudad. No necesitaba presentaciones, no necesitaba demostrar quién era. Su presencia bastaba para que la gente entendiera que desafiarlo no era una opción.
Dos mundos que jamás debieron cruzarse.
Dos herederos con futuros escritos en tinta de sangre.
Pero en una noche de máscaras y secretos, Tristan y Lancelot se encontraron.
Y desde el momento en que sus ojos se cruzaron, el destino dejó de ser un camino predecible.
Porque lo que comenzó como un juego de desafío y tensión pronto se convertiría en algo más. Algo que ni siquiera el poder de sus familias podría controlar.
Un romance oscuro. Un amor que nunca debió existir.
Y una verdad que, cuando saliera a la luz, lo destruiría todo.