Cuando la primavera se estremece, la lluvia aparece; al estar vacía mi alma, comienzo a anhelar mi calma. ¡Encuentro un sendero sin salida, esto es lo que afecta a mi vida! pero aparece un atajo que me guía, sondando mi tristeza de cada día. Mi llanto se desahoga inútilmente; ésto es un grave accidente, solía sonreír con hipocresía, mientras mi orgullo cada vez más crecía. Busco mi expresión más feliz; pero nada cura aquella cruenta cicatriz; ¿pensarás que vas socavarme y con mi inocencia acabarme? ¡Jamás! Mujer de la lozanía; mi alma está dispuesta a soportar, cualquier vaga fantasía; y, así no vivir con tu falso abrazar.