Una noche oscura. Un secuestro inesperado. Derek y Stiles desaparecen sin dejar rastro, encerrados en un lugar desconocido. Todo parece obra de cazadores, pero el objetivo no es eliminar al lobo... sino algo mucho más retorcido. Derek ha sido drogado con una variante de acónito que no lo mata, pero lo deja débil, desorientado... y peligrosamente inestable.
Esa misma noche es luna llena.
Atrapados juntos en una celda sin salida, sin armas y sin aliados, el verdadero enemigo se revela: el instinto. Derek comienza a perder el control, su parte animal empuja, ruge, quiere sangre... y Stiles es lo único que tiene cerca. Solo una medida desesperada puede impedir la tragedia: formar un vínculo de apareamiento "temporal" que aplacará al lobo.
O eso creen.
Quería aclarar que esta historia no sigue el canon de la serie: acá todos están vivos, y algunas cosas suceden un poco fuera de tiempo. Gracias por acompañarme en esta aventura.
La última vez que Stephen había visto a Tony Stark fue cuando ambos tenían veinte años, en una fiesta universitaria. Tony era un joven lleno de vida, alguien que podía conseguir lo que quisiera con una sonrisa y esos ojos de perrito que convencerían a cualquiera.
Ahora, quince años después, Stephen -como el Hechicero Supremo- y Tony -como Iron Man y subdirector de S.H.I.E.L.D.- se preguntaba qué había pasado con aquel chico de cabello despeinado y sonrisa arrogante que lo había cautivado.
¿En qué momento se convirtió en un cuerpo y alma desconectados, incapaz de sentir?
Parecía que ese reactor en su pecho se había llevado todo rastro del alma que alguna vez tuvo.
Ya no sonreía igual.
Ya no lo miraba igual.
Tony no lo reconoció...
Pero Stephen jamás olvidó esos ojos.
Ojos que ahora se veían apagados.