Lo Que Quedó De Nosotros

A veces, un simple saludo puede cambiarlo todo. Lo nuestro comenzó con miradas de lejos y preguntas sin sentido, hasta que, sin darnos cuenta, nos convertimos en parte del mundo del otro. Él me hizo reír, me escuchó como nadie más, y con cada palabra suya, me fui perdiendo en su voz y su sonrisa.

Pero el amor no siempre es suficiente. Entre promesas, heridas y verdades que dolieron, nuestro amor se volvió un fuego que iluminaba y quemaba a la vez. Fuimos todo y nada, risas y lágrimas, compañía y soledad.