☆Recuerdos Olvidados☆
Scaramouche caminaba por las calles de Sumeru con el peso de algo que no podía comprender. Había perdido algo... o quizá nunca lo había tenido. La gente lo miraba sin reconocerlo, sin miedo, sin odio. Era un fantasma en un mundo donde jamás había existido.
Pero entonces, alguien lo miró distinto.
-Oye, tú... ¿te conozco?
El joven se giró. Frente a él, un par de ojos azules lo observaban con intensidad. No de la manera inquisitiva de los sabios de Sumeru ni con la frialdad de la gente que le temía... sino con una chispa de familiaridad.
-¿Quién eres? -respondió Scaramouche, aunque la pregunta también iba dirigida a sí mismo.
El pelirrojo frunció el ceño. Algo dentro de él le decía que debía conocer a este hombre de ojos amatista, pero no tenía pruebas, ni recuerdos. Solo un vacío extraño en su pecho.
-Tartaglia -dijo el otro, con una sonrisa ladeada-. O Childe, si prefieres. ¿Y tú?
Scaramouche dudó. Ya no era ni el Sexto de los Fatui ni la Marioneta sin corazón. Ahora era... Wanderer.
-No importa -respondió finalmente.
Pero Tartaglia no apartó la mirada. Había algo en ese desconocido que le inquietaba. Un eco de algo perdido en Irminsul. No tenía pruebas, pero su instinto, afinado por años de batallas y traiciones, le decía que ese hombre había sido alguien importante para él.
Y lo que más le aterraba era que quizá nunca sabría por qué.
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