El final de la Cuarta Guerra Mundial Ninja llegó como una tempestad, devastando aldeas y dejando a los sobrevivientes marcados por cicatrices indelebles. Sasuke Uchiha, un omega, el último heredero de un linaje condenado, regresó a Konoha no como un héroe, sino como un paria en busca de redención. A su lado, Naruto Uzumaki, el alfa incansable, siempre estuvo dispuesto a sostenerlo, prometiendo traerlo de vuelta incluso en los momentos más oscuros.
Sasuke escuchó a Naruto como nunca antes lo había hecho, no con indiferencia, sino con vulnerabilidad. Aceptó su condena, consciente de que, tras la guerra, no estaba solo. Sin embargo, las cicatrices invisibles persistían, recordándole que su mayor batalla apenas comenzaba. La verdad que había tratado de ignorar durante tanto tiempo lo acechaba: Naruto seguía siendo la única persona que realmente importaba.
En un mundo donde la guerra había terminado, solo quedaban ellos y la verdad que Sasuke había negado toda su vida: sus sentimientos hacia Naruto.
#4 en sasukeomega