Mackenzie Nicoli ha pasado los últimos tres años huyendo con Nickolas, el hijo de su hermano asesinado. Ha cambiado de nombres, de ciudades, de trabajos... pero esta vez la han encontrado. Mary, la cocinera y ama de llaves, ha sido asesinada como advertencia.
Aiden Lambros es el detective asignado a su protección. El hombre que la traicionó. El hombre al que más odia... pero también el único que puede mantenerlos con vida.
Cuando los Anger irrumpen en su casa, Aiden la encuentra justo a tiempo. No hay más opciones: huyen juntos.
Su única opción es desaparecer. Y para eso, el gobierno les da una identidad falsa:
🔹 Ahora son un matrimonio.
🔹 Viven en un pequeño pueblo cerrado, aislado, donde nadie hace preguntas.
🔹 Tienen que convivir, actuar como una pareja feliz... aunque Mackenzie no puede olvidar el pasado.
Ella lo odia. Él lo acepta con una calma desesperante.
Ella lo culpa. Él nunca se defiende.
Ella quiere escapar. Él no se lo permitirá.
Pero el peligro sigue ahí. Los Anger los están buscando y Mackenzie no sabe en quién confiar.
A medida que los días pasan, la tensión entre ellos se vuelve insoportable. Cada roce, cada discusión, cada mirada se convierte en un incendio que ninguno de los dos puede controlar.
Pero justo cuando Mackenzie empieza a creer que tal vez pueda confiar en Aiden de nuevo...
Todo vuelve a desvanecerse como una gran mentira.