Sonic siempre fue el animal más rápido del planeta, pero ahora, con el paso del tiempo, la vejez lo va alcanzando, como a todos los seres vivos. Esa rapidez que lo definía se va desvaneciendo, y Shadow lo sabe, aunque le cueste aceptarlo.
Había llegado el momento que tanto temía, el momento en que tendría que soltar a Sonic para siempre. La idea le rompía el alma, porque en su interior, deseaba con todas sus fuerzas encontrar algo, algo que le permitiera a su amado seguir corriendo por siempre. Pero sabía que no podía, que no debía. Sonic ya había tomado su decisión: después de tantas batallas, después de tanto sufrir, solo quería descansar.
A pesar de todo, y aunque el dolor lo embargue, para Shadow, Sonic seguiría siendo el héroe que habitaba su corazón, el héroe que siempre sería suyo, aunque el tiempo los separara.