
Dexter era un príncipe cuyo mayor amor era el arte de la pintura. Aunque no estaba destinado a ser el sucesor del trono, encontró su verdadera pasión en los lienzos, donde expresaba su alma. A menudo, se sumergía en la creación de retratos, no solo de miembros de su propia corte, sino también de nobles de otros reinos, algo que no era bien visto por algunos. Sin embargo, él no se dejaba intimidar por las críticas y seguía pintando con dedicación, convencido de que sería su vida; sus servicios de pintor llegaron hasta los oídos de unos reyes que solo querían dar como regalo de cumpleaños a su hija mayor un retrato. Pero el joven artista se enamoró profundamente de la princesa, a quien veía como la belleza encarnada, pero nunca sabrían que conocerse definiría el preludio de el trágico futuro.Todos los derechos reservados
1 parte